¡Atención, lectores, Atención lectores!
Pero cuando niño, en casa de papá, no pude aprender a reir si no era, por acciones muy fuera de lo común. Así era nuestra casa, no era un cementerio, pero en muchos casos era una cárcel. Ahora amiga,me da deseo de llorar, no de reír como se le antoja a mi amigo Hector Pastor Vasquez, cuando oímos que un educador, moderno por ser de esta época. ¡Juh! se la pasa escuchando bachatas, en un pequeño radio, de tres pilas... y al final de la tarde termina mandando a los pequeños niños a buscar asuntos escolares propios de la comunidad al INTERNET, ahí es donde Pastor se ríe, yo me muerdo la oreja izquierda. luego me digo: ¿cómo es posible, que ese que se hace llamar, que se cree maestro... envía a sus discípulos a un centro de internet que no existe... a buscar el nombre del Barón del cementerio. ¡Pero Bueno! lo que si debiera ese maestro unidos a otros de otras escuelas... es pedir a gritos que el ayuntamiento abra en las escuelas por donde cruza el cable Atlántico un centro de Internet, para que de esa manera... el agua tibia no siga siendo confundida con agua ácida.
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